Toda la mañana trabajando en el galpón del fondo. Finalmente Roberto con un último martillazo dio por terminada su tarea. Pero al volverse para entrar a la casa, no vio que ese último clavo, aunque firme, había quedado clavado solamente hasta la mitad…y por eso no imaginó las consecuencias…
5 comentarios:
Bueno, pero muy bueno!!!!
muy bueno, me encantó
El maltrato existe también en la ciudad. Y no solo a un gombre de campo y analfabeto. Hizo bien en rebelarse, aunque haya tenido ese accidente. que injusto!
excelente!! me impresionó.
Sí, señor, ese obrero acabando su trabajo como Dios y el Rey mandan, jajaja.
Muy buen relato sobre la dignidad humana, aunque sangriento, eso sí. :P
Besos
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