Nicolás Sarkozy y Carla Bruni reciben a Benedicto XVI en el Elíseo
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Según lo publicado ayer en Hola.com, Benedicto XVI ha llegado esta mañana a París, país que visita por primera vez. Nada más aterrizar fue recibido por el presidente, Nicolás Sarkozy, y la primera dama, Carla Bruni y después ha trasladado con ellos al Elíseo donde ha mantenido una reunión sobre las relaciones de Francia y la Santa Sede. El Papa ha comenzado esta visita oficial de cuatro días a Francia con motivo de la conmemoración de los 150 años de la aparición de la Virgen de Lourdes. Además, entre otras actividades, tiene previsto oficiar una multitudinaria misa en la catedral de Notre Dame.
7 comentarios:
quedamos a la salida de la misa, mó, y nos damos un paseo por allí
¿me esperas?
Me encantaría pasear por parís contigo... bsss.
Bueno, si me dejaís yo quiero acompañaros. Una visita a París...precioso...
Un abrazo grande
MJ
creo que pueda interesarte,a mi me parece muy certero
Con Sarkozy, la patria del laicismo ya no es lo que era
El presidente de la República francesa traiciona los principios de 1789, lo que agrada a Benedicto XVI
Ludwing van Beethoven compuso su tercera sinfonía, conocida como La Heroica, y se la dedicó a Napoleón. Sin embargo, cuando el insigne músico -firme partidario de los valores republicanos que inspiraron la toma de la Bastilla- supo que su admirado general, adalid de la Revolución francesa, aunque su trayectoria hubiera sido equívoca e incluso golpista, se había coronado emperador, montó en cólera y echó de su pedestal a Bonaparte.
Como consecuencia de tamaña frustración, cambió la dedicatoria introduciendo la siguiente frase: “Sinfonía heroica, compuesta para festejar el recuerdo de un gran hombre”. La coronación se celebró en 1804. Napoleón murió en 1821. Beethoven escribió entonces: “Hace 17 años que compuse su oración fúnebre”.
Coronación imperial
La ceremonia de la coronación imperial se desarrolló en la catedral de Notre Dame de París. Aun resistiéndose a viajar hasta Francia, el Papa Pío VII estuvo presente -conducido a la fuerza, pero presente- en tan solemne acto. Napoleón buscaba su legitimación entre los sectores más conservadores de su país y de toda Europa. Sólo lo consiguió en parte.
Concordato de 1801
Ya el 15 de julio de 1801, el Sumo Pontífice había suscrito con Napoleón, que era Cónsul -a modo de jefe de Gobierno de Francia-, el Concordato de 1801. Hubo concesiones liberales a otras religiones, pero el Concordato tranquilizó y favoreció a la Iglesia católica, temerosa de que Francia se convirtiera en un Estado ateo o verdaderamente laico.
Relaciones complejas
Las relaciones entre el emperador revolucionario –que en cierta manera sí lo fue frente a la carcunda absolutista de la derecha- y el Papa fueron contradictorias y complejas. Napoleón llegó a ser excomulgado, lo que no le impidió casarse por la Iglesia con su segunda mujer, María Luisa de Austria. Antes se había divorciado de Josefina Beauharnais, con la cual se casó también por el rito católico, aunque en secreto.
En los Inválidos
Napoleón reposa desde 1840 en el panteón de los Inválidos, en París. Muy cerca -casi al lado mismo de la tumba del emperador-, el Papa Benedicto XVI oficiará una misa multitudinaria hoy sábado. Transcurridos dos siglos desde los años napoleónicos, el sucesor actual de Pío VII visita Francia. No ha ido a regañadientes. Todo lo contrario. El presidente de la República, Nicolás Sarkozy –al que muchos denominan el nuevo Napoleón, más que nada por su hiperactividad, su osadía y probablemente su agitada vida sentimental-, ha recibido al Pontífice con toda complacencia y los máximos honores.
Sin tapujos
La patria del laicismo parece que va dejando de serlo. Sarkozy comparte con Benedicto XVI –aparte de defender ambos las raíces cristianas de Europa- un conservadurismo sin tapujos, aunque a veces suavizado aparentemente por algún que otro atisbo barroco o sorprendente. Le Monde lo explicaba bien: “A diferencia de sus antecesores, Sarkozy posee una enojosa tendencia a mezclar sus convicciones personales con su papel como protector de la “República laica”. Sarkozy recomienda un “laicismo positivo”, lo que agrada a Benedicto XVI. Al fin y al cabo, el Papa desea que la Iglesia católica desempeñe un papel cada vez más activo en la vida y la sociedad”.
El temps perdu
Ese “laicismo positivo” que proclaman tanto Ratzinger como Sarkozy no es el laicismo de los valores republicanos que, a pesar de los pesares, ha moldeado la Francia moderna y, por extensión, otros muchos países. Es un laicismo descafeinado. A través suyo, la cúpula oficial de la Iglesia pretende recuperar –como el título de la novela de Marcel Proust- el temps perdu. Aquel tiempo en el que los papas, los cardenales o los arzobispos de la Cristiandad coronaban monarcas y emperadores.
El César y Dios
Eso del “laicismo positivo” reconforta a la derecha. Democracia, sí, pero con diques de contención. Napoleón traicionó a la Revolución. Sarkozy traiciona ahora, entre sonrisas y halagos, los principios conquistados por la ciudadanía en 1789. Se trata, en definitiva, de una traición a la exhortación de Cristo. “Dad al César lo que del César y a Dios lo que es de Dios”. Siempre, no obstante, nos quedará París. Y, por supuesto, Beethoven.
Besos grandes Mónica y gracias por tu ramillete primaveral
♥♥♥besos♥♥♥
Este Sarkozy busca cualquier foto para lograr su protagonismo . Un beso.
uuuh esa si que es una mujerona..
hola nuevamente, la verdad que siempre que entro a tu blog encuentro cosas re interesantes. te felicito.
por otra parte queria preguntarte si el echo de que no me contestases mi mensaje de hace unos dias es que no te interesa mi propuesta sobre intercambiar enlases.
disculpa nuevamente la molestia y te invito nuevamente a que visites me blog mistictotal@blogspot.com ademas si quieres me gustaria que me contestases mi propueta.
saludos
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