Carpe diem III

Vivir el ahora, vivir el momento... parecería que es el deseo de todos, sin excepción. Si.

Es también el mío, pero... ¿qué pasa cuando él no está? o ¿qué pasa cuando la persona en la que te has fijado, ese sí, el que te quita el sueño... ese que lo sentís como si estuviera todo el día a tu lado... no está solo?

¿Cómo se hace para vivir el momento, cuando ese momento no te acompaña? ¿Cómo hacer cuando el momento no te lo cede ni de a ratitos? Y, no solo no te lo cede ni te acompaña sino que, no te apoya, no te escucha, no te aporta salidas y encima no le importa ¡cuánto grites! y sigue de largo, sordo a tus sentimientos. Y como dice Sabina, no hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás sucedió.

La nostalgia se siente a nivel de la piel y duele al pasar la mano, pero el momento ni se inmuta. Y aunque no consigo olvidarte, me digo entonces: dejá de esperar. Pero siempre encuentro un... cuando se vaya tu imagen que me acompaña, cuando te enamore por fin, cuando termine de escribir, cuando me cambie de casa, cuando te divorcies, cuando deje de correr... ya que me gusta que tu mirada me acompañe. El viernes por la noche, el domingo por la mañana, cuando empiece el invierno o, cuando llegue el día que ya pueda... no escribirte más.

Es entonces cuando recuerdo la frace de Nietzsche que dice : "Todo lo que se hace por amor, se hace más allá del bien y del mal..." en este caso del mío y me digo que mi momento es así: contigo, viviendo un sueño que quizás algún día me arrepienta, pero que hoy completa mi existencia. Y éste, el Carpe Diem que me tocó en suerte, quizás no es el ideal y dista mucho de serlo, lo sé, pero es mi realidad, mi momento y lo voy a vivir así, como se presentó.

Quizás algún día...