Hace años, más concretamente en el año 2007, en mi taller de escritura, nuestro profesor nos había llevado distintos materiales para hacernos "sentir" diferentes texturas, "captar" colores, "aspirar" aromas y así poder describirlo en el papel. Recuerdo que, al final de la clase, de tarea, nos entregó una a cada uno, de forma sorpresiva y nos dijo: cuenten una historia para la próxima clase.
A mi me dió un trozo de tela de color naranja. Fue instantáneo lo que sentí al ver ese color, la historia fue surgiendo en mi mente a medida que me iba para mi casa.
Ver ese color y pensar en mandarinas y en mi madre fue... una sola acción.
¡Hasta sentía el aroma, aún sin tener una en la mano!
Hoy mi madre ya no está y cuando fui al supermercado ayer y compré esa fruta tan hermosa y naranja me recordó nuevamente a ella... como siempre y, por ende vino también a mi mente el recuerdo del cuento (aquí) que escribí entonces. El que le conté a mi profesor ya hace 9 años... y hoy quiero que traérselo a ustedes.
Espero que lo disfruten.