La ráfaga... inconfundible del amor.

Ricardo Arjona.

Miro a mi alrededor y veo el mundo confuso. Hay soledad, aunque estemos con mucha gente. Hay miedo a equivocarnos, aunque no hagamos nada. Hay soledad... y comenzar de nuevo... ¿Cómo? Hay temor al futuro, a pesar de no avanzar un paso... más.

Y eso que, en este momento solo estoy reparando en los seres que conozco, en quienes aprecio y quiero. Están tan mezclados los sentimientos, ser buena madre o buen padre o... ser hombre queriendo o mujer querida o ambos deseando y amando.

Quién no daría todo, por sentir, aunque sea una vez, que la vida pasa por nuestros cuerpos, atravesándonos, en forma de ráfaga enérgica, de alegría, de paz, de... amor. Es lo que quisiéramos, pero muchas veces... ignoramos ese deseo.

Es tan importante ese sentimiento y no importa a qué se deba. Puede ser porque hablé contigo o me escribiste o nos encontramos y nos miramos, aunque sea de lejos, aunque sea ocultándonos las miradas... pero las sentimos. Fue solo un instante, tan veloz como... pestañear.

Y, nos alejamos, nos faltó el valor para pelear por ese momento y... aunque fue único, es intransferible. Es solo tuyo o mío.

Pero esa ráfaga... instantánea y sutil... no la devuelvo, ni la pierdo. Es mía, la sentí. Y no importa cuándo, ni cómo ni dónde, igual al pensarte... me queda este síndrome incurable... de quererte.

Y esto es mío. Si, en medio de la confusión, rescato esta verdad. Mi certeza, y es... solo mía.

Bsss.