martes, 24 de abril de 2007

El clavo.



Toda la mañana trabajando en el galpón del fondo. Finalmente Roberto con un último martillazo dio por terminada su tarea. Pero al volverse para entrar a la casa, no vio que ese último clavo, aunque firme, había quedado clavado solamente hasta la mitad…y por eso no imaginó las consecuencias…


5 comentarios:

  1. El maltrato existe también en la ciudad. Y no solo a un gombre de campo y analfabeto. Hizo bien en rebelarse, aunque haya tenido ese accidente. que injusto!

    ResponderBorrar
  2. excelente!! me impresionó.

    ResponderBorrar
  3. Sí, señor, ese obrero acabando su trabajo como Dios y el Rey mandan, jajaja.

    Muy buen relato sobre la dignidad humana, aunque sangriento, eso sí. :P

    Besos

    ResponderBorrar

¡¡ Hola !! Bienvenido/a... y gracias por dejar tu comentario.